Cultivó la literatura profesional en varios periódicos y revistas.
Fue conocido especialmente por su crítica musical en el diario carlista El Correo Catalán, del que fue uno de los principales redactores,[1] destacándose por las «Rápidas» que publicó en este periódico con el seudónimo de «Argos».
[2] Miembro del partido tradicionalista, fue defensor y propagandista de los ideales católicos.
[2] Sus destacadas aptitudes para el arte de la declamación le acarrearon muchos triunfos en su época.
[1] Su entierro resultó una imponente manifestación de duelo en Barcelona.