Durante la Década Ominosa, último período del reinado de Fernando VII, encabezó una fracasada insurrección ultraabsolutista por la que fue condenado a muerte y ejecutado.
Durante ese tiempo se le encuentra en Barcelona donde parece que trabaja de tintorero.
En mayo de 1821 organizó una «fantasmagórica» conspiración republicana, junto con un fraile mexicano liberal y un militar.
«Allí explicó a la policía que [la conspiración] se trataba tan sólo de una provocación organizada por los absolutistas; pero el personaje es un inventor de fábulas que no merece demasiado crédito», ha afirmado Josep Fontana.
[2] Sus compañeros de conspiración habían sido el franciscano Luis Gonzaga Oronoz y Francisco Brotóns.
El la real orden del 17 de agosto se mandaba «que los aprehendidos con las armas en la mano no se les diese más tiempo que el necesario para morir como cristianos».