La elección de la ciudad polaca de Czestochowa tenía un fuerte valor simbólico: Es el lugar de un gran santuario, a la que incluso el Papa Juan Pablo II era muy devoto, además, la ciudad estaba en Polonia, donde nació el Papa, así esta fue una oportunidad para rendir homenaje a todos los caídos durante la guerra y el régimen soviético.
[2] El himno de la Jornada Mundial elegido para este año se llama Abba Ojcze,[3] está compuesto por Slawomir Scychowiak, Mario Tomassi Tamoasso y Sergio Tomassi Tamoasso.
En particular, la JMJ duró cinco días, los tres primeros con la catequesis, como la vigilia en la Misa en el Santuario de Jasna Góra para los peregrinos.
Por primera vez en la historia del mundo, el número de participantes superó el millón: éstos eran, de hecho, según diversas estimaciones, entre 1.500.000 y 1.800.000.
[7] El papa Juan Pablo II utilizó el esperanto para dirigirse a jóvenes presentes en el monte Hela en la inauguración y en la clausura de la JMJ.