Juan Argüello

Juan Argüello, nacido en Granada, pertenecía a una de las primeras familias del país.

Posteriormente los dos desencadenaron una cruel lucha por el poder supremo, la llamada Guerra de Cerda y Argüello.

Tras dos años, Juan y Telesforo Argüello junto con Manuel Antonio de la Cerda fueron condenados a la muerte, sin embargo la sentencia para ellos fue sustituida por la cadena perpetua en España.

Reaparece en el escenario político inmediatamente después de Pineda, siendo proclamado Jefe Supremo en Managua el mismo febrero de 1827 e intimando a Argüello que deponga sus poderes.

Argüello se niega y no reconoce a Cerda, argumentando que este había sido destituido como Jefe del Estado por la Asamblea Constituyente de 1825.

Tomando en sus manos el poder militar, entrega el civil al ciudadano Pedro Oviedo y dispone que las municipalidades de León y Granada lleven a cabo nuevas elecciones para las autoridades supremas del Estado.

Sin embargo, el poder de Ordóñez no se prolongó por mucho tiempo, y después de su salida del país los liberales instalan dos Juntas Gubernativas, una en León y otra en Granada, para continuar la guerra contra Cerda.

Argüello y sus partidarios ya tenían preparadas las embarcaciones para escapar, pero se logró derrotar a los atacantes gracias a un asalto comandado por el Presbítero José María Estrada el 29 de septiembre.

Los asesinos ataron piedras a los pies de los cadáveres y los arrojaron al agua para encubrir el crimen.

Tras su regreso a Granada, la escolta presentó cuenta afirmando que los presos perecieron en medio de un supuesto naufragio; sin embargo, las corrientes del lago arrojaron a las orillas los cadáveres con piedras atadas, haciendo el crimen evidente.

El 1 de noviembre de 1829, bajo el patrocinio del Gobierno Federal, es convocada una nueva Asamblea Legislativa, que se reúne en Rivas; esta elige como nuevo Jefe del Estado al liberal Dionisio Herrera, mandado por el Gobierno Federal en calidad de pacificador para restablecer la paz en Nicaragua.

Ilustración del crimen de La Pelona