En ocasiones confundido con su nieto homónimo, primer titular del condado de Castellar.
La suma de todo ello le confería un gran poder que le permitió firmar confederaciones de paz y amistad con los grandes magnates andaluces del momento.
Un célebre romance lo redujo al cautiverio y a la necesidad del socorro público: en marzo de 1448 su hueste fue aniquilada por los moros junto al río Verde, en las cercanías de Marbella.
Saavedra hubo de dejar como rehenes a dos de sus hijas y recurrir a la ayuda del rey y del concejo sevillano.
Posteriormente había fundado mayorazgo con El Viso del Alcor y con las casas principales que habitaba en la collación de San Martín, en Sevilla, en su hijo Fernando.