Una vez en Veracruz, se unió al bando de Hernán Cortés en la conquista de México.
En 1521 tras la Caída de Tenochtitlán, y luego de que Cortés le concedió la licencia de regresar a la península ibérica con el fin de ir a por su familia y volver para poblar las tierras conquistadas, regresó a Cuba y luego a España.
En 1524 regresó a Nueva España, y se instaló en la Ciudad de México, donde estuvo involucrado en la política novohispana como miembro del Cabildo.
En enero de 1528, le fue otorgada la Encomienda de Atlapulco, cerca de Toluca y ubicada en las tierras que desde la perspectiva del Marqués del Valle entraban en su jurisdicción, pero que pudo recibirla debido a la ausencia de Cortés en la Nueva España en 1528.
Sólo la encomienda de Jalatlaco le proveía unos 12,000 pesos anuales en dinero, mantas, maíz y gallinas; mientras que la de Atlapulco le proveía unos 1,500 pesos anuales.