[3] Nuevamente retornó a la vida pública al asumir como gobernador Francisco Antonio García Carrasco, quien lo nombró su secretario.
[5] El pueblo trató de linchar a todos los participantes, que fueron salvados, siendo detenidos y puestos bajo guardia armada permanente.
En Santiago toda la cólera fue dirigida hacia el Gobernador García Carrasco y su secretario Martínez de Rozas;[5] ambos hombres en un tiempo muy corto acumularon un gran número de pleitos legales, mientras los disturbios públicos hicieron erupción.
Martínez de Rozas tuvo que dimitir y dirigirse a Concepción para liderar desde allí una junta provisional.
En ese momento se encontraba en Concepción, en donde procuró atraerse la voluntad del ejército de la frontera y mantuvo correspondencia con el general Manuel Belgrano y otros patriotas de Buenos Aires.
Se encaminó a Santiago y llegó el 1 de noviembre donde fue recibido con grandes manifestaciones públicas.
Envió a Buenos Aires una división auxiliar de 500 soldados del Ejército de Chile, reorganizó el personal administrativo dando preferencia a los criollos y preparó el terreno para elegir al primer Congreso Nacional.
En Mendoza fue acogido con honores públicos, nombrándosele presidente de la Sociedad Patriótica y Literaria.
En 1889 sus restos fueron trasladados a Chile por orden del presidente José Manuel Balmaceda, descansando en la ciudad de Santiago, en el Cementerio General.
[7][8][9][10][11][12] También en Concepción en el Parque Ecuador se alza una estatua en su honor, obra del escultor nacional Nicanor Plaza.