Dio especial importancia al uso del método barométrico, pero añadió mucha intuición.
En los años 80 del siglo XIX vuelve al País Vasco y sigue sus estudios en el Seminario de Vitoria.
Hechos los votos le destinaron a la parroquia de Beizama (Guipúzcoa).
A partir del año 1893 está en Zarauz destinado como sacerdote y allí comenzarían sus primeras observaciones meteorológicas rigurosas.
Con esta predicción se pudo salvar muchas vidas.