En torno al año 1875 comenzó una relación amorosa con el barón Félix Hippolyte Larrey, médico jefe del ejército francés, hijo del célebre Larrey y heredero de su fortuna (su pequeño castillo en Bièvres).Bajo el seudónimo de Lipp, Juliette publicó en 1891 un libro consagrado a George Sand, l'Eternel Roman.
Como había conservado un aparato receptor pudo interceptar las transmisiones de los prusianos cada vez que los ocupantes recibían o enviaban mensajes.
Durante diecisiete días, la joven criolla envió los mensajes interceptados a las autoridades francesas sin que los prusianos sospecharan nada.
Los prusianos terminaron descubriendo la derivación telegráfica que Juliette había instalado en su habitación y la condujeron ante un tribunal militar.
Históricamente la actuación de Juliette Dodu parece haber sido exagerada a posteriori, aunque existen ciertos hechos reales.
Guy Breton cita en referencia al general Aurelle de Paladines, comandante en jefe del ejército del Loira, que no menciona para nada a la heroína que supuestamente habría salvado a su ejército.