Juramento

En los tiempos primitivos era desconocido el juramento por la sencillez y cordialidad entre los hombres[cita requerida].

Hesíodo dijo: «la Discordia, hija de la Noche, lleva consigo las querellas, las mentiras, los embrollos, las palabras capciosas y por fin el juramento».

Los persas en sus juramentos ponían de testigo al sol como astro vivificador.

La prueba del juramento llamada también ordalía o purgación canónica se hacía de varios modos.

En Castilla, desde tiempos muy remotos, ha sido costumbre convocar las cortes cuando ocupaba el trono un nuevo soberano para que los prelados, magnates y procuradores de algunas ciudades principales que tenían voto en ellas prestasen el juramento de fidelidad y de obediencia, e hiciesen homenaje al que iba a tener a su cuidado la suerte del reino.

Esto ocurría no solo al principiar cada reinado sino también cuando nacía el príncipe o princesa a quien tocaba la sucesión del reino, primero según la costumbre y luego según las leyes fundamentales de la monarquía.

Así pues como la monarquía de Asturias era visigoda, como las leyes de los concilios insertas en el Fuero Juzgo no habían sido derogadas y como se quería que los hijos y parientes más cercanos del príncipe reinante le sucediese en el reino se tuvo por medio eficaz para asegurarles la sucesión el hacer que fuesen reconocidos como sucesores.

"Juramento de los Horacios", obra de Jacques Louis David
Arnold Schwarzenegger jura como ciudadano de EE. UU.
Los militares realizan un juramento de lealtad en sus instituciones