En la Ética a Nicómaco (libro V, capítulo IV),[1] Aristóteles define a la justicia correctiva como aquella que tiene lugar cuando un ciudadano ha "cometido una injusticia contra otro, o cuando una de las partes ha provocado un daño y otro lo ha sufrido".
Algunos identifican tres posibles aspectos de la justicia correctiva: la compensación, el emparejamiento o igualamiento y el castigo.
La compensación busca otorgar a la víctima una indemnización equivalente al daño que ha sufrido.
El igualamiento y el castigo se dirigen contra el causante de la injusticia: la primera lo priva de las ventajas que injustamente ha adquirido y de las que se beneficia, mientras que el castigo es un pago extra por el mal causado.
El papel del juez que aplica la justicia correctiva consiste en mantener la balanza igual entre las dos partes.