A menudo se usa el término «ofensores-as» como concepto alternativo al de «delincuentes» o «criminales», pues la justicia restaurativa intenta evitar estigmatizar a las personas que hayan cometido un delito.
Como modelo de justicia tiene su origen no en los sistemas o modelos jurídicos occidentales sino en los conocidos como de «Chthonic law» o derechos autóctonos, aunque desde los años 70 del siglo XX se ha empezado a usar por los países del centro, específicamente su uso inició en Canadá y se ha abierto un espacio importante en los sistemas jurídicos de corte occidental.
Está basada en una teoría de justicia que considera al delito como una ofensa contra un individuo o la comunidad más que como una ofensa contra el Estado y sus normas.
Según John Braithwaite,[1] la justicia restaurativa es «un proceso en el cual todas las personas afectadas por una injusticia tienen la oportunidad de discutir cómo han sido afectadas por ella y decidir qué debe hacerse para reparar el daño.
Con ello, se prohibía un recurso ni previsto ni regulado en el ámbito penal de adultos pero que sí tenía una presencia práctica sobre todo en asuntos laborales, familiares, mercantiles y de consumo.
Una revisión sistemática de diez estudios, realizados en Reino Unido, Australia y Estados Unidos, concluyó que, en comparación con la justicia penal estándar, las RJR en persona reducen la frecuencia de crímenes posteriores entre delincuentes que están dispuestos a participar en estos programas.