Sus dos hermanas mayores, Sofía e Ingeborg, pronto se casaron también, mientras que Jutta y su hermana Inés fueron enviadas a un convento para mujeres de la Orden dominicana, el priorato de Santa Inés, en Roskilde.
[3] Al año siguiente, por orden del papa Gregorio X, Jutta fue otra vez enviada al priorato de Santa Inés, y Valdemar fue obligado a realizar un peregrinaje a Roma para pedir la absolución del papa.
Según cuenta la leyenda, la reina Sofía dijo: "nunca me recuperaré de este dolor.
Erico V de Dinamarca (su primo) les negó a Jutta y a Inés la herencia de su padre que les correspondía por derecho; esto, sin embargo, fue resuelto en 1284 cuando las hermanas recibieron su herencia.
[6] Por esas fechas, su hermana Inés presuntamente contrajo matrimonio con su primo, Eric, señor de Langeland.