La Verdad, el Tiempo y la Historia

Sentada, aparece la Historia en sí misma, escribiendo la crónica de los hechos y, posiblemente, en continuidad con otro libro ya escrito en el que se apoya.

El árbol inclinado en escorzo representaba en este periodo usualmente a la Libertad.

Sin embargo, otra interpretación de la alegoría quiere ver en la figura central a España y al anciano que la lleva una figura de la nueva época que comienza.

Según esta interpretación Goya abiertamente declara en 1812 (que es cuando se dataría según esta teoría el cuadro) como un liberal convencido y lo hace explícito, sin miedo a ver peligrar su posición como Primer Pintor de Cámara del Rey y apostando por «la Pepa» o Constitución de 1812.

En España, la «Oda a la invención de la imprenta», escrita en 1798 en su primera redacción por Manuel José Quintana —luego publicada, limando los pasajes más revolucionarios, en 1802; uno de cuyos ejemplares regaló el poeta a Goya—, relacionaba el progreso político y social con el papel que en la difusión de estas ideas tenía la imprenta.