La vie et la passion de Jésus-Christ

En primer lugar destacan los modestos trucajes, sean cinematográficos o teatrales.

La duración —setecientos metros de película divididos en veintisiete cuadros— permite un tratamiento más completo del tema.

La puesta en escena es totalmente ingenua y está pensada con fines didácticos.

Aunque exhibida en 1902, en los dos años siguientes se añadieron cinco cuadros más.

Aunque pueda resultar distante para el público del siglo XXI, la película tuvo una notable aceptación en su momento.