La esperanza del condenado a muerte

[4]​ Esta serie recuerda directamente a otra de 1968 titulada Pintura sobre fondo blanco para la celda de un solitario Imagen obra Fundación][aclaración requerida] aunque en esta versión ya define al solitario como prisionero.

Quisiera que estas tres telas se queden en Barcelona, en la Fundación.

- La relación entre estas telas y el drama de Puig Antich no era buscada al comienzo?

La línea trata de describir una forma que no llega a completarse, como inesperadamente interrumpida, en un trágico paralelismo con la vida truncada del joven activista.

Miró sabe que cada trazo le plantea un enigma, su labor como artista siempre ha sido la misma: en papel, en tela, en cartón, madera o escultura; llena el espacio de signos que dan sentido a la obra y el vacío de apariencia.

Por eso cada vez utiliza formatos más grandes, que a pesar de la estática, parecen crear dinamismos.

Como reacción de esta posición acomodada, muchos son los artistas que se inclinan a experimentar en formas más expresivas.

La elección del tema sugiere una pintura "subjetiva" de la realidad (mucho más indirecta que el Guernicade Picasso).

La simplicidad intrigante de la obra de Sengai, que combina formas geométricas con textos verticales causó un fuerte impacto en Miró, quien inició un vocabulario de signos propios, los cuales Miró experimentó el gran poder visual cromático que suponían poner a la espectador ante tres grandes formatos, una combinación no sólo de obras por separado, sino de ofrecer un nuevo campo visual que llena completamente al espectador (TATE) Se produce una fuerte relación entre medios escasos y el impacto dramático TAT) En el momento en que Miró pintóLa esperanza del condenado a muerte, nos encontramos con una Europa post-mayo 68, reivindicativa y descontenta y, al mismo tiempo encontramos que la sociedad española ve cómo agoniza la dictadura del General Franco.

El orientalismo siempre representó para Miró una fuente de donde recibir influencias.

[12]​ Miró fue catalogado durante mucho tiempo como artista surrealista, de formas oníricas e infantil, pero las tesis más actuales reivindican un Miró comprometido políticamente con la democracia y con el movimiento antifranquista.