Los repetidos intentos para encontrar el lago no pudieron confirmar su existencia, y fue clasificado como un mito, junto con la ciudad.
Algunos exploradores, como Humboldt y Schomburgk, propusieron que la inundación estacional de la sabana del Rupununi pudo haber sido identificada erróneamente como un lago.
Resulta evidente que la misma representa una ceremonia religiosa, la cual, por las características de la balsa, se situaría en un lago.
Adicionalmente, motivado a las rivalidades con otras naciones europeas los españoles no solo consideraban todos sus mapas estratégicos, sino además secretos[25].
Estas características no hubiesen sido muy diferentes en un mapa hecho por Raleigh, quien con toda seguridad realizó uno e incluso pudo pensar en incorporarlo a su libro The Discovery.
Raleigh tal vez pensó que era mejor idea mantenerlo en secreto, pues este podía caer en manos del enemigo.
Este mapa muestra un lago alargado al sur del Orinoco, con un asentamiento llamado Manoa en la orilla norte.
En este mapa se especula que Harriot agregó algunas observaciones adicionales a la información del “Carta principal” elaborada por el propio Raleigh[24].
En algún momento entre agosto y noviembre de 1595, Raleigh informó a Sir Robert Cecil que estaba creando "un gran mapa", con la ayuda del matemático Thomas Harriot, el cual deseaba mantener en secreto.
Además, cartografió la ubicación y los nombres de las naciones Indígenas, sus pueblos, ciudades, así como los líderes o capitanes por río[26].
Como se indica con mayor detalle en una parte del mapa, la evidencia, escrita en holandés – “De Custen van dese caerte, sijn seer vlietich geteekent op haere hooghten ende waere streckingen, door een seker stierman die dit selve beseilt ende besocht heest, inde jaren voornomt” y traducida como: “Las costas que se muestran en esta carta, están dibujadas diligentemente en las elevaciones/latitudes y las longitudes correctas, por cierto navegante que personalmente navegó y visitó esta área en los años mencionados anteriormente” – esta nota respalda la hipótesis acerca de la transmisión de documentos o mapas que fueron hechos por William Downe, y que fueron adquiridos de alguna forma por Jodocus Hondius[26][32].
Thomas Roe (1581-1644) nació cerca de Wanstead en Essex y fue nombrado caballero por el rey Jacobo I en 1605.
Quizás también pudo haber razonado que los resultados de una expedición cuyo equipamiento había costado casi 2.000 libras esterlinas tampoco deberían revelarse a nadie más que a sus propios socios y porque se sabe Robert Cecil no era uno de estos.
Las condiciones de esta concesión, entre otras cosas, le prohibían atacar a los españoles en el Nuevo Mundo.
Pronto regresaron con las manos vacías a los barcos, donde Raleigh escuchó las fatídicas noticias de Kemys, quien, sumido en su fracaso, y sintiéndose culpable, se suicidó en su camarote[38].
Antes de ser decapitado Raleigh revisó el hacha para ver si tenía buen filo, lo que demostró una vez más su audacia y valentía.
El Padre Samuel Fritz estableció muy buena relación con los Omagua, enseñándoles, y convirtiéndolos a la fe cristiana[39].
En las anotaciones del mapa Fritz refiere: “Para mejor conocimiento y general información de este gran Río Marañón he hecho este mapa geográfico con no poco trabajo y esfuerzo, habiéndolo navegado en la mayor parte de su curso hasta que es navegable” [39].
Acerca de este mapa, Fritz refiere que no solo le tomó bastante trabajo y esfuerzo, sino que el mismo es además el resultado de haber recorrido la mayor parte del curso navegable del río Amazonas[39].
En 1738 Nicholas Horstman, un cirujano alemán, fue contratado por la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, a través del gobernador holandés Laurens Storm van ’s Gravesande, quien lo envió a las cabeceras del Esequibo para descubrir la ciudad de El Dorado y encontrar un pasaje hacia el Amazonas [40].
Charles-Marie de La Condamine fue un renombrado matemático y cartógrafo debido a sus exploraciones científicas en el continente sudamericano.
Desde el alto Caura esta expedición pasó posteriormente al río Paragua, donde se encontraron con los refuerzos enviados por Centurión.
A continuación, Centurión preparó en 1773 una nueva expedición mucho más organizada, la cual se plantea remontar el Paragua, esta vez con 125 hombres bien armados Indígenas al mando del teniente Diez de la Fuente.
Entre ellos figuraron antropólogos, biólogos, ingenieros, botánicos y empresarios, los cuales se dedicaron a la exploración genuina de la región.
En este sentido refiere como en la conjunción del río Caroní con el Paragua existe un mar o gran lago, denominado Casipa por los Indios Casipagotos, al cual Raleigh estimó unas 13 leguas de anchura, y en el cual se hallaban arenas e incluso pepitas de oro[30].
En este sentido, en su libro refirió que, de acuerdo con el nuevo mapa de América del Sur, el Lago Parima, o mar Blanco, debería estar a tres o cuatro días a pie del río Demerara.
Estando allí cuestionó a un viejo soldado acerca de la existencia del Lago Parima o el Mar Blanco, quien le respondió: "He estado más de cuarenta años en la Guayana portuguesa, pero nunca me he encontrado con nadie que haya visto el lago”.
Sin embargo, los límites propuestos por Schomburgk serían disputados por todas las partes hasta principios del siglo XX.
Roland Stevenson fue un investigador de origen germano-americano quien nació en Chile y posteriormente se mudó a Brasil en 1964.
Gracias a estas novedosas tecnologías satelitales, los investigadores pudieron reconstruir un lago fósil, y también identificar el lugar por donde se vació.