En 1943 ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se formó con Miguel Ángel Pareja, Ricardo Aguerre y José María Pagani.
[4] Se destacó en dibujo, pintura y xilografía, técnica de la que dictó numerosos cursos y talleres, aunque debido a problemas de visión, se dedicó en los últimos años a la técnica del pastel,[4] pero sin dejar de enseñar la técnica xilográfica en su taller particular en Montevideo.
Las mujeres solas y la estética del grabado asociada a períodos determinados de la cultura y del país, aludían en el imaginario local, a madres y novias con hijos o maridos presos, exiliados o desaparecidos que convirtieron estos grabados en un símbolo de resistencia.
Más tarde, en 2011, publica un segundo libro autobiográfico, La carpeta negra, donde relata su vida durante el exilio.
[8][9] En 1953, junto a Nicolás Loureiro, Susana Turiansky y otros artistas fundó el Club del Grabado de Montevideo, con el fin de difundir y democratizar el acceso al arte mediante técnicas gráficas que permiten reproducir obras en grandes tirajes a bajo costo.