[1] Su padre, el condestable Pedro Fernández de Velasco, se encontraba enfrentado con Juan Téllez Girón, al que disputaba el señorío de algunas villas.
[3] El matrimonio de Leonor sirvió así a las estrategias del linaje.
[5] En unas coplas compuestas, al parecer, con ocasión de estas bodas, se dice que la dama era “graciosa”, “dulce” y “fermosa”, además de “valerosa”, “honesta” y en “extremo virtuosa”.
El conde, sabido esto, en venganza, quiso castigarle con latigazos y humillarle ante otros caballeros, por haberle hecho “malcasado”, pero el maestresala, que era hidalgo, se rebeló ante tal afrenta.
Sacó un cuchillo y, arremetiendo contra el conde, logró escapar, emprendiendo una huida desesperada de la villa.
[7] Nada pudo hacer por él la condesa Leonor, lo cual dice mucho de la deficiente autoridad que ostentaban las damas nobles ante sus linajudos maridos.
Los cuadrilleros fueron asaetados por el conde y expulsados, despreciando así a los representantes de la Justicia regia.
[9] La anécdota, de ser cierta, muestra la efectiva capacidad lectoescritora de la condesa, a la vez que el fanatismo en que había derivado su excesiva devoción al culto divino.
Dejó como testamentario a su marido,[10] el cual murió unos pocos años después.
[14] La condesa Leonor y él patrocinaron varias instituciones religiosas en la villa de Osuna, entre ellas la Colegiata.
[16] La condesa Leonor se sabe que organizó un buen número de fiestas religiosas.
Dice así la copla:[cita requerida] Pues que Dios te hizo tal, graçiosa, dulçe, fermosa, y más, honesta, si te amo desygual, gentil dama valerosa, aya respuesta.
Pues que ansí nasçiste tal, en estremo virtuosa, di ¿qué te cuesta librarme de tanto mal, tú, señora tan graçiosa, con tu respuesta?