En 1956 fue transbordado al crucero Prat que efectuó ese año una comisión a los Estados Unidos.
En 1962 fue destinado a la Escuela de Ingeniería como instructor y ese mismo año fue transbordado al Piloto Pardo.
Durante esta maniobra el cable de remolque se enredó en la hélice dejando a la nave sin poder mover su máquina siendo arrojado contra los roqueríos donde fue destrozado.
De los 79 hombres que tripulaban la nave, 52 murieron, unos a bordo y otros ahogados.
Entre los que fueron lanzados al agua sobresalieron las actuaciones del cabo Odger y el marinero Mario Fuentealba Recabarren quienes, varias veces, exponiendo y finalmente entregando sus vidas en forma heroica lograron salvar a cinco de sus compañeros.