Al momento de su nacimiento, Leopoldo, era el segundo en la línea de sucesión al trono de Bélgica, tras su padre, que posteriormente se convertiría en rey Leopoldo II, y Leopoldo pasaría a primer puesto.
Como heredero, se esperaba que sucediera a su padre como el rey Leopoldo III de los belgas.
En el funeral de su hijo, Leopoldo II se derrumbó en público, arrodillándose tras el féretro y llorando desconsoladamente.
La muerte prematura de Leopoldo dejó a su padre con sólo dos hijas: las princesas Luisa María y Estefanía.
Debido a las leyes sucesorias, Leopoldo II fue sucedido, a su muerte, por su sobrino Alberto, cuyo hijo mayor le sucedería como Leopoldo III.