La investigación del siglo XX se ha centrado en: la datación de los manuscritos (los eruditos del siglo XIX tendían a considerarlos más antiguos de lo que son); localizar dónde se crearon los manuscritos (había siete scriptoria principales en los que se originaron: Winchester, Exeter, Worcester, Abingdon, Durham, y dos en Canterbury: La Iglesia de Cristo y San Agustín); y en identificar los dialectos regionales que se usaron (northumbrio, mercio, de Kent y sajón occidental considerándose este último como el principal, la variante “clásica” del anglosajón).
La primera teoría aceptada con carácter general fue la elaborada por Eduard Sievers (1885) quien distinguía cinco pautas de aliteración distintas.
El sistema es heredado y subsiste, de una u otra manera, en todos las lenguas germánicas antiguas.
Beowulf, por ejemplo, contiene como mucho cinco símiles, y además son breves.
El kenning es un tipo de sinónimo, una característica perífrasis metafórica, una expresión formularia para describir una cosa en relación con otra.
La segunda figura poética más usada es la lítotes, que actúa como un eufemismo dramático para producir un efecto irónico.
Es un rasgo propio del rápido estilo dramático de la poesía anglosajona que no tiende a ornamentaciones rebuscadas como la que se encuentra, por ejemplo, en la literatura celta del mismo período.
La poesía en inglés antiguo era un arte oral, y nuestra comprensión de ella en la forma escrita es incompleta.
La mayor parte de los poetas anglosajones son anónimos; se conoce a doce por su nombre, a partir de fuentes medievales, pero solo hay cuatro que se pueden conocer por su obra en la actualidad, y sólo hasta cierto punto: Caedmon, Beda, Alfredo el Grande y Cynewulf.
Caedmon es el más conocido, y se le considera padre de la poesía anglosajona.
Cynewulf es una figura difícil de identificar, pero investigaciones recientes sugieren que vivió en la primera parte del siglo IX.
Narra la historia del legendario héroe gauta, Beowulf que da título al poema.
El manuscrito Junius contiene tres paráfrasis de textos del antiguo Testamento.
No debe confundirse con la homilía compuesta por Aelfrico, Judith, que cuenta la misma historia en prosa aliterada.
Se cree que una vez hubo un salterio completo basándose en la evidencia, pero solo han sobrevividos los 150 primeros.
Además de las paráfrasis bíblicas se conservan varios poemas religiosos originales, en su mayoría líricos, no narrativos.
Otras formas poéticas existieron en el antiguo inglés, incluyendo adivinanzas o enigmas versificados, de las que el Libro de Exeter conserva noventa y nueve y eran un pasatiempo más culto que vulgar.
Además, hay versos cortos en los márgenes de los manuscritos que ofrecen consejos prácticos y conjuros, remedios contra la pérdida del ganado, cómo manejar un parto que se retrasa, para un enjambre de abejas, etc.
A la misma altura que Aelfrico, y contemporáneo suyo, fue Wulfstan, arzobispo de York.
Todos estos textos proporcionan valiosos datos sobre la historia social de los tiempos anglosajones, pero también tienen su valor literario.
Una segunda colección de textos es Bald's Leechbook, un libro del siglo X que contiene curas con hierbas e incluso quirúrgicas.
Los textos legales anglosajones constituyen una parte amplia e importante del conjunto general conservado.
Para el siglo XII se habían ordenado en dos grandes colecciones (véase Textus Roffensis).
Un ejemplo interesante es Gerefa que describe las obligaciones de un baile o juez local.
Durante la Reforma, cuando las bibliotecas de los monasterios se dispersaron, los manuscritos fueron coleccionados por anticuarios y eruditos.
Entre ellos cabe citar a Laurence Nowell, Matthew Parker, Robert Bruce Cotton y Humfrey Wanley.
En el siglo XVII comenzó una tradición de diccionarios y referencias a la literatutra literatura en inglés antiguo.
Dado que el inglés antiguo fue uno de los primeros lenguajes vernáculos escritos, los eruditos del siglo XIX que buscaban las raíces de una “cultura nacional” europea (véase Nacionalismo romántico) sintieron un especial interés en estudiar la literatura anglosajona, y el inglés antiguo se convirtió en parte usual del currículo universitario.
A J. R. R. Tolkien se le considera responsable de crear un movimiento para mirar el inglés antiguo como un sujeto de teoría literaria en su conferencia seminal Beowulf: The Monsters and the Critics (1936).
La influencia de la poesía puede verse en poetas modernos como T. S. Eliot, Ezra Pound y W. H. Auden.