En 1550 apareció la primera traducción escrita al letón, el pater noster en la Cosmographia de Sebastian Münster.
De esta manera, en 1547 se tradujeron el Padre nuestro y el evangelio luterano al letón.
También se dieron a conocer los primeros autoras en letón, casi todos ellos de origen alemán.
El padre se dedicó a la poesía didáctica y el hijo escribió Augusta gudrības grāmata no pasaules un dabas (Un libro de gran sabiduría sobre el Mundo y la Naturaleza), primer libro de ciencias en letón.
Se tradujeron al letón las obras de Schiller, Goethe y algunos clásicos rusos.
En 1906 también aparecería la revista simbolista Zalktis (Culebra de collar), influida por Akuraters y Virza, donde destacaron Antons Austrinš (1884-1937) con Aizsaule (El más allá), Elza Stērste (1885-1976), esposa de Virza, Pāvils Rozitis (1886-1937), Ādolfs Erss (1884-?
Por un lado, los comunistas exiliados en la URSS, que más tarde fueron purgados por Stalin, como Roberts Eidemanis (1895-1937), Linards Laicēns (1883-1938), exiliado en 1932, el ya consagrado Andrejs Upīts, Janis Sudrabkalns (1894-1975), el novelista Vilis Lācis (1904-1966) y el poeta Mirdza Kempe (1907-1974), todos ellos reconocidos por el régimen soviético.
Muchos se exiliaron, no sólo autores ya consagrados (como Veselis, Jaunsudrabinš o Skalbe), sino también jóvenes promesas como la lirista Zinaīda Lazda (Z. Šreibere, 1902-1957); Andrejs Eglītis (1921) con Dievs, tava zeme deg (Dios, tu tierra quema, 1943) y Homo novus (1960), merecedora del Premio Lenin; Veronika Rudete Strēlerte (1912), fina lirista de los poemas Žēlastības gadi (Años de Gràcia, 1961) y Velta Toma (1912).
Entre los novelistas que se exiliaron hay que destacar a Anšlavs Eglītis (1906), establecido en Suecia y el más famoso por su humor grotesco con Uguns pilsēta (1946); el narrador Knuts Lesinš (1909); Aīda Niedra (1899-1968); Alfrēds Dziļums (1907); Jānis Klīdzējs (1914) y Jānis Kalniņš (J. Sarma, 1884-).
En cuanto a los dramaturgos, el más conocido era Mārtiņš Zīverts (1903-1990); Peteris Aijans (1904); Andrejs Irbe (1924) establecido en Suecia y autor de la prosa existencial Mums nav svēt vakaru (No tenemos el día libre, 1962) y Marisandra kaza (La cólera de Marisandra, 1966); Julijs Vanags (1903-?)
Entre los autores exiliados que todavía continuaban escribiendo en letón en los 50 podemos destacar a Zenta Mauriņa (1897-1978) dramaturga autora de Dzives vilcenia (En el curso de la vida, 1941), Tris brali (Tres hermanos, 1946) y Septini viesi (Siete espíritus, 1957).
Los únicos dramaturgos destacados han sido Gunārs Priede (1928) y Anna Brodele (1910).