Lucas 16

[1]​ En este capítulo hay una "preocupación primordial por las riquezas", aunque también se tratan otros temas.

Otras parábolas abordan temas como la oración y la humildad, complementadas por las enseñanzas en el medio de la sección.

Esta parábola de Jesús aparece en Lucas, pero no en los otros evangelios canónicos del Nuevo Testamento.

La Nueva Versión Internacional llama a esta historia "la parábola del administrador astuto",[5]​ reflejando la redacción del Versículo 8a donde "el amo elogió al administrador deshonesto porque había actuado con astucia".

Heinrich Meyer también se refiere a una "explicación habitual" de que el rico es Dios, pero critica las tres interpretaciones.

Estas enseñanzas comienzan con la solemne expresión "yo os digo" y, a pesar de su diversidad, comparten un tema común: en todos los aspectos de nuestra vida, ya sea en la riqueza o en la pobreza, en lo grande o en lo pequeño, debemos dirigir nuestra mirada hacia Dios.

Esta parte del versículo y los versículos siguientes pueden considerarse parte de la parábola o añadidos separados: los traductores y comentaristas varían en su valoración de dónde termina la parábola,[2]​ por ejemplo la New American Bible Revised Edition comienza claramente su "aplicación de la parábola" en este punto.

[12]​ "Mammón injusto" (griego του μαμωνα της αδικιας, tou mamōna tēs adikias) se refiere a la riqueza, o "dinero" en paráfrasiss como la de John Bertram Phillips,[14]​ aunque las deudas que se habían anotado en los Versículos 6 y 7 se habían expresado como deudas pagaderas en medidas de aceite y trigo.

[15]​ Tanto la parábola como la guía subsiguiente estaban dirigidas a los discípulos (véase el Versículo 1), pero también fueron oídas por los fariseos.

[32]​ La parábola aborda y corrige dos conceptos erróneos: uno es la negación de la vida del alma después de la muerte, y por ende, del Juicio y la recompensa o castigo en el más allá; el otro es la idea de que el bienestar material en esta vida es una recompensa por la virtud moral, mientras que las dificultades son un castigo.

En el caso del hombre rico, no se menciona explícitamente que haya cometido malas acciones, sino que se destaca su opulenta vestimenta y sus lujosos banquetes diarios.

Según los textos sagrados, la doctrina cristiana explica que el seno de Abraham (v.