Muy piadosa, a pesar del clima de persecución que se vivía en la universidad mantuvo sus principios y prácticas religiosas incólumes y sin ocultarlas en ningún momento, llamando la atención por ser, como se ha dicho, persona abierta a nuevas ideas, lo que hizo siempre compatible con su extraordinaria fe y piedad.
[2] Viajó a Lourdes, Roma y Tierra Santa, permaneciendo soltera.
Como no lo conseguían, procedieron a sacarle los ojos con un cuchillo y le cortaron la lengua con unas tijeras.
Luisa María Frías Cañizares, que fue humillada, torturada y ejecutada por la sencilla razón de pensar diferente a sus verdugos, no se encuentra como víctima en los registros de la “Memoria Histórica”.
Algunos de sus verdugos, que tras la guerra fueron acusados y juzgados (Causa General), considerados culpables, y fusilados por los acontecimientos ocurridos en el Picadero de Paterna, entre otros, se encuentran perfectamente registrados como represaliados por el franquismo tras la Guerra Civil.