Incluso practicó el grabado al aguafuerte; el Museo Británico posee ejemplos de ello [1].
Fue la segunda en la línea de sucesión; sus padres tuvieron dieciséis hijos, si bien sólo diez llegaron a la edad adulta.
María Ana era inteligente, pero nació atrofiada y enfermiza, sufría constantemente de mala salud y tenía una disfunción en la columna vertebral, lo que la llevó a tener un bulto en la espalda.
Sus discapacidades físicas hacían difícil cualquier tentativa de comprometerla en un buen matrimonio.
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