Tenía a su madre como modelo a seguir, pues María Teresa odiaba las fiestas, la vida mundana y la vida en la corte, prefiriendo quedarse en sus aposentos, donde se dedicó a los niños y la costura.
Allí, la familia real ocupaba el Palacio del Quirinal, puesta a disposición por el papa.
El matrimonio en persona se celebró el 21 de octubre en Venecia.
Siempre sufrió una salud delicada por lo que durante su matrimonio viviría en Gorizia, Graz y Viena.
María Anunciada sufría de períodos de depresión que se alternaban con períodos de alegría, los cuales su marido tuvo que soportar con resignación y paciencia durante todo su matrimonio.