Por este motivo, cuando enviudó en 1783, asumió la titularidad del negocio familiar hasta su fallecimiento, que debió de producirse en torno a 1808.
Con ella se cerró el taller de imprenta puesto en marcha en 1700 por Juan José Ezquerro.
Además, imprimió 38 láminas en papel de marca mayor para adornar el túmulo y un folleto con el texto del sermón fúnebre.
El coste total de estos trabajos ascendió a 542 reales y 28 maravedís.
La actividad de la imprenta ofrece un ritmo relativamente homogéneo durante los 12 primeros años, concretamente hasta 1796.
En lo que concierne a la distribución temática, una vez más se advierte la hegemonía de la Religión.
En cambio, destaca la ausencia de libros referidos a Ciencias y Literatura —los dos campos con mayor contenido laico—.