En ese tiempo presta fondos del común a 10 vecinos por importe aproximado de 72 ducados.
Se da la circunstancia de que tanto su abuelo como su padre habían fallecido a una edad relativamente temprana, sin cumplir 60 años.
No tuvo hijos y dejó heredera a su esposa, María Ramona Echeverz.
Se tiene constancia de que en 1766 en Pamplona funcionan cinco imprentas que dirigen el propio Ezquerro, Antonio Castilla, Pascual Ibáñez, Miguel Antonio Domech y Martín José Rada.
El tiempo de formación se establece en siete años, al cabo del cual le dará “el vestido acostumbrado en semejante empleo”, sin que con anterioridad tenga obligación de entregarle prenda alguna.
Si se escapa y abandona la casa, saldrá fiador Ignacio Marqueta.
[7] Mientras estuvo al frente del taller José Miguel de Ezquerro imprimió 27 libros.
En conjunto cabe concluir que el ritmo de trabajo, con las alteraciones coyunturales expresadas, no experimenta cambios significativos.
[11] Promovida por el obispo de Pamplona Juan Lorenzo de Irigoyen y Dutari, ocupa tres volúmenes en formato folio que suman 807 páginas,[12] con grabados reaprovechados y otros abiertos para esta edición.
Esta obra sumó nueve volúmenes, de cuales ocho salieron a la luz en Pamplona y el último en Zaragoza (1807).
Tan solo una tercera parte de los títulos corresponde a reimpresiones, entre los que se encuentran tres ediciones del demandado Prontuario de Teología Moral del dominico Francisco Larraga[14] (1757, 1760 y ca.
1770) y dos textos legales del Ayuntamiento de Pamplona, reiteradamente editados.
Entre estos trabajos menores se encuentran las cédulas reales, que imprime abundantemente en torno a 1783; se trata de impresos esmerados, en los que emplea buenos tipos y papel de calidad.
Junto a estos encargos, que se pueden considerar como cotidianos, aparecen otros extraordinarios, como los relativos a los funerales regios que organiza el Consejo Real de Navarra.