Gracias a este matrimonio, María Teresa recibe el tratamiento de Alteza Serenísima.
Ella estaba apasionadamente enamorada de su marido, pero a él le tenía sin cuidado.
Era sabido en la corte que él estaba ligado sentimentalmente con su cuñada Luisa Francisca de Borbón, pero también era conocidas las tendencias homosexuales del Príncipe.
[1] María Teresa también tiene una difícil relación con sus hijos y vivía retirada en las muchas residencias que la pareja tenía, principalmente en el Castillo de L'Isle-Adam.
[4] Los trabajos fueron confiados a Robert de Cotte, primer arquitecto del Rey.