Fue designada por el título honorífico de Madame Royale como la hija mayor sobreviviente del Rey, puesto que sus dos hermanas mayores Ana Isabel y María Ana murieron poco después de su nacimiento.
Por su nacimiento el rey hizo celebrar un Te Deum, costumbre que solo se efectuaba con los primogénitos.
En el verano de 1667 la viruela reinó por todas partes, y Luis XIV, que partió para la conquista de los Países Bajos, mostró en sus cartas a la institutriz una ternura inquietante por sus hijos.
Durante la Revolución, la tumba fue profanada y sus restos arrojados a una fosa común.
[3] Posteriormente en 1815, sus huesos fueron desenterrados y depositados en el osario en la cripta de la misma basílica.