La denominación alude a la isla canaria de Lanzarote, que junto con la de Fuerteventura integraba un señorío jurisdiccional que poseía el concesionario como III titular.
[7] La citada Inés Peraza, junto con Diego García de Herrera su marido, otorgó capitulaciones con los Reyes Católicos en Sevilla el 15 de octubre de 1477, por las que cedió a la Corona sus derechos sobre Gran Canaria, Tenerife y La Palma, reservándose las cuatro islas grandes de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, y las menores de Alegranza, La Graciosa, Santa Clara y Lobos, con otros roques o islotes.
Al no estar vinculado este señorío, sus descendientes pudieron acrecer y disponer de las partes que les tocaron.
El concesionario del condado y marquesado —en quien se unían la descendencia de Sancho de Herrera y la de los Saavedra— había llegado a reunir por distintos títulos once dozavos.
En efecto, esta señora fue bisabuela materna-paterna del I marqués de Lanzarote y a la vez su tatarabuela paterna-paterna-materna.