Mary Astell

Nació y murió; tuvo una pequeña casa durante algunos años; mantuvo una cuenta bancaria; ayudó a abrir una escuela de caridad en Chelsea.

Investigando la biografía, Perry descubrió más cartas y fragmentos manuscritos, pero señala que si Astell no hubiera escrito a aristócratas ricos que podían permitirse el lujo de saltarse el estatus, poco se sabría sobre ella.

Luego de fallecer su madre y su tía en 1688, Astell se mudó a Chelsea, Londres, donde tuvo la suerte de relacionarse con un círculo literario de mujeres influyentes (entre las que figuraban lady Mary Chudleigh, Elizabeth Thomas, Judith Drake, Elizabeth Elstob y lady Mary Wortley Montagu)[10]​ que le brindaron su apoyo y la ayudaron a publicar sus obras.

[13]​ Astell murió en 1731, pocos meses después de la mastectomía del pecho derecho.

La teoría de Descartes del dualismo, una mente separada del cuerpo, permitió a Astell promover la idea de que las mujeres y los hombres tenían la capacidad de razonar y, por lo tanto, no deberían ser tratadas tan mal: «Si todos los hombres nacen libres, ¿por qué todas las mujeres nacen esclavas?»[15]​ Los dos libros más conocidos de Astell son A Serious Proposal to the Ladies, for the Advancement of Their True and Greatest Interest (1694) y A Serious Proposal, Part II (1697), en los que presenta el plan para establecer un nuevo tipo de institución para mujeres brindando educación religiosa y secular.

Posteriormente sus ideas fueron satirizadas en la revista Tatler en un artículo del escritor Jonathan Swift.

Allí se apartó del estilo retórico contemporáneo que primaba en esa época en el cual los oradores hablaban frente a una audiencia para enseñarles, y en cambio ofrecían en un estilo coloquial una serie de recomendaciones a sus "vecinos" sobre las formas apropiadas de comportarse.

En su presentación, sostuvo que la retórica, al ser un arte, no requiere de una educación masculina para poder dominarla, y procedió a presentar los medios mediante los cuales una mujer podía desarrollar las habilidades necesarias a partir de la lógica natural, lo que cimentó la capacidad de Astell como una mujer retórica.

Las cartas permiten asomarse a las ideas de Astell sobre Dios y la teología.

Su nombre no apareció mencionado en el libro, pero pronto se descubrió su identidad y su estilo retórico el cual fue alabado por sus contemporáneos.

Imagen de la portada del texto Reflexiones sobre el matrimonio de Mary Astell, 1706.
Portada de la tercera edición de A Serious Proposal, 1696 .