El roquefort, otro tipo de queso azul, había sido fabricado durante años en Europa, pero los intentos de obtener un queso parecido en los Estados Unidos habían sido hasta entonces fallidos.
Los problemas encontrados para producir comercialmente queso azul eran el largo tiempo necesario para obtener el sabor artesano, el crecimiento no uniforme del moho, la baja calidad de muchos lotes producidos y el color demasiado oscuro de la pasta.
[2] Esto permite una adecuada hidrólisis de la grasa, que afecta al sabor del queso.
Según los registros de Lane y Hammer, sus alteraciones provocaban la aceleración del proceso desde este punto, acortándolo casi a la mitad.
En este momento se añade Penicillium al producto, para obtener las características vetas verdes.