El megaesófago puede ser causado por cualquier enfermedad que haga que los músculos del esófago no puedan impulsar adecuadamente los alimentos y el líquido de la boca al estómago (es decir, una falla de la peristalsis).
Existe un invento conocido como la "sillas bailey" que utiliza la fuerza de la gravedad para empujar líquidos y alimentos hacia el estómago del perro.
Por lo general, se sabe que los perros entienden cuándo es hora de comer en su sillón, y esto ayuda a prevenir problemas.
[1][2][3] Una distinción importante en el reconocimiento de megaesófago es la diferencia entre cuando un perro regurgita o vomita.
Este trastorno tiene un pronóstico reservado, sin embargo, una técnica de manejo exitosa es la alimentación vertical en una silla Bailey.