Este molino sufrió un arresto judicial durante varios años por haber matado a su dueño entre sus engranajes.
Ya en el siglo XIX, su propietario fue Doroteo Zarco Lillo, llamado “El Barbas”, dueño también de los molinos del Rebollo y El Viejo.
[1] Fue el único molino que, tras el cese de la actividad molinera, se mantuvo en pie durante la Guerra Civil.
En la parte superior se encuentran las ventanas que tienen como fin servir al molinero para identificar el viento dominante.
[1] Para orientar las aspas al viento se utilizan los hitos, situados frente a las ventanas del molino, el borriquillo y el palo de gobierno.
También hay una alacena para guardar todos los aparejos y herramientas del molino.
A su altura, en el exterior, están el palo de gobierno y las aspas.
En esta planta se encuentra la rueda catalina, engranaje soportado por cuatro vigas de madera llamadas madres y situado en el eje del aspa, en vertical, que transmite el movimiento giratorio a la linterna o eje vertical que a su vez lo pasa a la piedra volandera, haciéndola girar sobre la piedra solera y moliendo el grano por fricción.
[1] El molino al exterior presenta las aspas, formadas por varias piezas como los cabríos (el armazón de palos), denominados los horizontales teleras y los transversales listones.