[3] El monasterio es conocido por los dulces que elaboran las monjas, muy valorados tanto en la villa como en los alrededores.
En 1564-1566, Diego Suárez mandó erigir una ermita junto a la casa señorial, en el lugar donde actualmente están el presbiterio y altar mayor del templo conventual.
[2] En 1573, los dos sacerdotes otorgaron la escritura de fundación del monasterio, aunque ninguno de ellos llegó a ver el edificio finalizado: Diego Suárez falleció en 1587 y Fernando Enríquez en 1593, estando ambos enterrados en el presbiterio del templo conventual.
[6] La parte más destacada del monasterio es el interior de su templo conventual.
El retablo mayor es barroco y se ubica bajo un presbiterio cubierto por bóveda nervada.