Moros y cristianos de Caravaca

Por la mañana se produce la tradicional Misa de la Aparición en el Templete donde participan los Reyes Moros y Cristianos, rememorando la milagrosa aparición de la Vera Cruz en la localidad durante el siglo XIII, según la leyenda.

Esa misma mañana los grupos moros y cristianos preceden a los caballos del vino en el pasacalles hasta el castillo de Caravaca, en cuyo interior se encuentra la Basílica de la Vera Cruz.

Se trata, en realidad, del origen mismo del festejo caravaqueño, en el que la Vera Cruz era reubicada unos días de la fortaleza a la iglesia mayor de la localidad, acercándola a los vecinos.

Por la tarde tiene lugar la procesión del baño, cuando los grupos moros y cristianos desfilan por el casco antiguo caravaqueño, desde la parroquia del Salvador, seguidos de la Santísima Cruz, hasta llegar al templete, donde se produce el Baño de la Cruz, ritual originario de las fiestas y destinado a pedir por la cosecha sana y abundante.

Desde entonces la kábila no ha hecho sino crecer, en especial con el ya desparecido grupo joven de los Taifas del Desierto, pero también gracias a su grupo femenino, creada en 1994 y que ha sido pionera en el vestuario femenino del Bando Moro.

Algo similar a lo dicho con las Dragonas Rojas ocurre con la siguiente kábila, la de los Almohades, que ya fuera fundada en 1960, extinguida poco después en su rama masculina y a principios del siglo XXI también la femenina.

Todo ello, además, amenizado por el célebre himno, el primero escrito por el ilustre compositor caravaqueño Ignacio Sánchez Navarro, "Piropo Rifeño".

La aparición de un traje nuevo entre sus filas es siempre motivo de debate y expectación entre los caravqueños y han demostrado su buen saber hacer siempre al ritmo de la emblemática "Tabú", la gran marcha compuesta para ellos y que es un himno, no solo para la kábila, sino para todo el pueblo en su conjunto.

Si bien la sombra del sultán Ceyt Abuceyt es alargada, la de su sultana no lo es menos pues, desde su fundación en 1992, como remanente del conocido como "grupo joven" la kábila de las Ceyt Abuceyt femenino no ha dejado de crecer tanto en número (siendo la kábila más numerosa con más de 100 componentes en las calles) como en vistosidad, con elaboradísimas danzas sumadas a un vestuario superlativo que alcanzó su cénit, en lo que a la opinión general del pueblo caravaqueño respecta, con su traje blanco y lila, que aunó la fuerza de la visión en solitario, pero, sobre todo, en el conjunto.

Muy reconocidos por los muchos eventos que realizan, como conciertos o las cada vez más reconocidas cenas mozárabes, las kábilas de los Almorávides y los Almorávides Femenino (1980 y 1984 respectivamente) son dos de esos nombres cuyo eco resuena en la historia pues, en efecto, lo deben el histórico emirato que en su momento ocupó la Península y el Norte de África.

Tanto se podría decir de su contraparte femenina, concebida con el nuevo milenio, concretamente en 2002, traían consigo un espíritu juvenil y renovador que ha servido para dar un nuevo impulso a esta emblemática kábila.

La primera de ellas, las Anara Sweik Bedú, creadas en 1992, marcaron una revolución en sí mismas.

Este fue fundado en 1960 por los grupos templario y santiaguista, dos agrupaciones que hunden sus orígenes en la historia misma de Caravaca, ciudad gobernada en el siglo XIII por estas dos órdenes religiosas.

Si bien es cierto que los aragoneses propiamente dichos llegaron a Caravaca en 1997, seis años antes ya lo habían hecho sus bandas de mercenarios.

Este se fundó, en su vertiente masculina, en 1976, a la que se unieron las damas en 2005, siendo desde entonces garantes de la más altas cotas festeras, con una gran pasión por llevar música y diversión a todo el pueblo de Caravaca.

El final del desfile está marcado por tres grandes grupos que prácticamente pueden considerarse instituciones en sí mismas, todas ellas compuestas de dos grupos de damas y caballeros.

La maza es su gran emblema, así como el color negro representativo de su vestuario, ampliamente basado en registros históricos que les confiere un carácter verista muy reseñable.

Fundadores de tradiciones luego asimiladas por otros grupos como conciertos o cenas medievales (que aún realizan con asiduidad) son también promotores incansables de cambios en el mundo festero destacándose en el ámbito del vestuario con su icónico traje heráldico (personalizado cada uno en base a su escudo onomástico) y con otros trajes más "históricos", ampliamente basados en la tradición documentada de la Orden y que han dado lugar a un cambio significativo en la década de 2010 del vestuario guerrero del Bando Cristiano, abandonando la estética fantástica de los años 80 y 90 por una mucho más verista que, en el caso templario, se destaca por la sobriedad y solemnidad de una orden religiosa y militar, con cascos con celadas y pesados guanteletes metálicos.

No menos relevantes han sido sus damas, quienes en 1989 supusieron toda una revolución al ser el primer grupo femenino independiente del Bando, además de las primeras en vestir al estilo de damas (antes lucían trajes masculinos o guerreros), siempre a juego con los trajes de los caballeros, incluyendo, como novedad, ahora ampliamente extendida, los desfiles con bailes coreografiados.