Muralla púnica de Cartagena

Actualmente se encuentran en buen estado de conservación, gracias a la musealización del conjunto.

La ciudad se ubicaba sobre una península en medio de una bahía y contaba con cinco colinas, dos de las cuales se situaban a la entrada del istmo, por lo que presentaba una situación inmejorable para la defensa militar.

La presencia de esta fortificación fue decisiva para impedir un asalto romano dirigido por los hermanos Cneo y Publio Cornelio Escipión en 216 a. C., empezada ya la segunda guerra púnica.

Sin embargo, con la llegada del general Escipión el Africano, los muros consiguieron contener solo durante un corto tiempo al enemigo.

Los restos de la muralla púnica que se puede contemplar hoy pertenecen justamente a los del lienzo del tramo que se extendía a la entrada del istmo, entre las cerros de San José y monte Sacro (en la Antigüedad llamados de Aletes y Baal, respectivamente).