Aquella decisión generó un intenso debate público entre los que apoyaban esta posición, teniendo en cuenta que el alemán era considerado en aquella época lengua de la ciencia, siendo además hablado por muchos de los profesores de dicha escuela; y los que opinaban que el hebreo había de ser la lengua hablada por el pueblo judío en su patria, tanto en la vida cotidiana como en la escuela y en la academia.
Sin embargo, fueron los defensores del hebreo como lengua de enseñanza quienes finalmente ganaron aquel debate, considerado a día de hoy un importante pilar en la restauración del hebreo como lengua moderna.
La exposición principal del museo está distribuida sobre 400 m² repartidos en dos plantas.
Las piezas en exhibición se disponen en orden temático e incluyen presentaciones interactivas que incorporan textos, soportes visuales, fotografías auténticas y películas, incluyendo documentales producidos por el propio museo.
Una importante exhibición del museo reúne obras del pintor y grabador judeoalemán Hermann Struck (1876-1944), con enfoque en las actividades artísticas de Struck durante sus años en Haifa.
La exposición cuenta su historia como parte del movimiento y la contribución de los pioneros (desde agricultores a científicos) al desarrollo de la vida judía laica en Eretz Israel.