Entre sus obras se encuentran Barro, musicalizado por Osvaldo Pugliese, Moneda de cobre, Los depojos y Tristeza marina.
Nada narra en primera persona el retorno a la casa de la primera novia, y por extensión al barrio, de un hombre vencido, derrotado, agobiado por la pena y los fracasos, que sabe de antemano que “nada” volverá a ser como antes porque cuando dice “cuanta nieve hay en mi alma” está reconociendo su vejez, la soledad y el paso de los años, una frase que no es original, pero está puesta en el lugar adecuado.
Nada tiene uno de los mejores títulos del género, no solo representa al poema sino que también lo enriquece.
[2] El tango fue registrado por muchos prestigiosos intérpretes, incluidos Alberto Podestá, Roberto Goyeneche, María Graña, Adriana Varela, Juan Carlos Baglietto, Caetano Veloso, Mercedes Sosa y Julio Sosa, quien lo hizo en diciembre de 1963 acompañado por la orquesta de Leopoldo Federico.
La interpretación de Julio Sosa es tan convincente que nos permite imaginarlo como si estuviéramos viendo una película, con su pinta tanguera caminando por el barrio hasta esa casa.