[1] El mismo año, Heydrich fue enviado por el comandante de las SS Heinrich Himmler a Praga para relevar al Gauleiter Konstantin von Neurath, que se mostraba demasiado condescendiente con los checos.
Heydrich se puso desde el primer día manos a la obra y decretó la ley marcial, detuvo a numerosos intelectuales y los ejecutó, e incluso arrestó al primer ministro Alois Eliáš, miembro del gobierno títere checo impuesto por los propios alemanes y fusilado el 19 de junio de 1942.
[1] Una vez contactados, comenzaron por estudiar minuciosamente los hábitos de desplazamiento de Heydrich y advirtieron que invariablemente empleaba la misma ruta cuando marchaba desde el castillo hacia el aeropuerto, en Praga, y siempre a la misma hora.
La elaboración del atentado era sumamente simple: emboscar el cabriolet de Heydrich y asesinarlo.
Uno de ellos, Kubiš, llevaba una granada antitanque n.º 73 británica modificada; otro, Gabčík, un subfusil Sten y el tercero, el Podporučík (subteniente) Josef Valčík, haría las señales con un pequeño espejo a una distancia de unos 100 metros (109 yardas).
Heydrich, en efecto, se había retrasado, pues de modo inusual se había quedado media hora más en el castillo para atender un asunto urgente de última hora, pero después subió a su coche descapotable y tomó la ruta habitual.
[1] Al llegar a la curva, el Mercedes-Benz Typ 320 redujo la velocidad y en ese momento Gabčík empuñó su Sten con la intención de abrir fuego, pero el arma se bloqueó y Gabčík se puso muy nervioso, mientras observaba al temido jefe de las SS.[1] Heydrich, al percatarse de la situación, se levantó del asiento con el coche aún en marcha y se aprestó a sacar su Luger para repeler el ataque.
Kubiš, menos nervioso, pudo activar la granada y arrojarla en el momento justo en que Heydrich apuntaba con la pistola en su dirección, cayendo al costado de la rueda trasera derecha.
El SS Klein alcanzó a Kubiš en una esquina, pero este le disparó por sorpresa, dejándolo malherido.
Heydrich fue auxiliado por una mujer checa y llevado al hospital de Bulovka, en Praga, donde insistió en ser atendido solamente por médicos alemanes.
El Reichsführer-SS Heinrich Himmler envió al médico del Waffen-SS Karl Gebhardt, quien inició un tratamiento con sulfamidas.
[1] Esto probablemente le costó la vida, pues cuarenta y ocho horas después las heridas recibidas, en especial una esquirla alojada en el bazo, se infectaron y provocaron una septicemia generalizada, que al cabo de ocho días le causaron la muerte.
Seis comandos se suicidaron para no caer vivos en manos alemanas; el séptimo, Kubiš, que había sido gravemente herido por la metralla de una granada, murió desangrado.
Por sus acciones, el obispo Gorazd fue luego glorificado como mártir de la Iglesia Ortodoxa Oriental.
Hitler quiso emprender graves represalias contra los checos, pero como eso perturbaría la producción industrial (tan necesaria para la guerra), las tropas SS de Frank ejecutaron a 340 habitantes del pueblo de Lídice (192 hombres, 60 mujeres y 88 niños).
La Operación Antropoide fue el único atentado a un importante alto jerarca nazi que resultó exitoso.
La película británica Anthropoid de 2016 dirigida por Sean Ellis y protagonizada por Cillian Murphy, Jamie Dornan, Charlotte Le Bon, Anna Geislerová, Harry Lloyd y Toby Jones, cuenta la historia de la Operación Antropoide.