Los orígenes del Pélardon son muy antiguos; la etimología más verosímil de su nombre parece ser la reseñada por el naturalista romano Plinio el Viejo, quien menciona un queso «Péraldou» muy apreciado por su especial sabor.
Este queso se recoge asimismo en las estadísticas departamentales del siglo XIX.
Deben pastar mediante la crianza en libertad, en las garrigas, las landas o bajo los castaños de Cevenas.
El Pélardon es un queso obtenido por coagulación lenta, esencialmente láctea, y escurrido espontáneo de la leche cruda de cabra y entera no normalizada con proteínas ni grasas.
La maduración durará un mínimo de 11 días, lo que permite obtener una textura consistente.
Los quesos presentados para su venta a los consumidores deben llevar obligatoriamente una etiqueta individual, salvo los lotes incluidos en un mismo envase, que pueden llevar una sola etiqueta si se destinan a su venta al consumidor final.
Se caracteriza por su pasta bastante compacta, de color entre el blanco y el marfil; su textura es homogénea y de aspecto liso al corte, aunque puede resultar ligeramente quebradiza tras una maduración prolongada.
Presenta un pequeño gusto de avellana que le confiere una personalidad reconocida.