El palacio se encuentra abandonado en sus usos residenciales, manteniendo solo un residual uso agropecuario, lo que ha propiciado el avanzado deterioro que presenta por falta de uso y mantenimiento (paradójicamente, las partes mejor conservadas son las utilizadas como explotación agro-ganadera).
Su construcción debe datarse entre las últimas décadas del siglo XVI y los comienzos del siglo XVII, no pudiendo encontrarse documento o referencia que permita señalar el momento exacto en el que ésta se inició.
No cuenta con piezas arquitectónicas de gran relieve o monumentalidad.
Su principal interés reside en la integración arquitectónica de todas las piezas en un ambiente rural.
En la planta baja se ubican los accesos a las dependencias agropecuarias, con una fábrica más tosca, mientras que el primer piso se reserva para vivienda de sus propietarios, aplicándose un tratamiento más noble tanto en trazas como en materiales.