El cero cumple con la definición de número par: es un entero múltiplo del dos, 0 = 0 × 2.
Como resultado, el cero comparte todas las propiedades que caracterizan a los números pares: 0 es divisible exactamente por 2; 0 está entre dos números impares; 0 es la resta de un entero a sí mismo; un conjunto con 0 objetos puede separarse en dos conjuntos iguales.
También es posible explicar por qué el cero es par sin hacer mención a definiciones formales.
[4] El conjunto vacío contiene cero grupos de dos, y ningún objeto queda aislado con este agrupamiento.
Sin embargo, en este caso, la nueva definición haría más difícil establecer teoremas concernientes a los números pares.
Los efectos pueden notarse, por ejemplo, en las leyes que gobiernan la aritmética de los números enteros pares e impares:[9] Al hacer una excepción con el cero en la definición, estas reglas serían incorrectas[9] y tendrían que ser cuando menos modificadas.
Por otra parte, respetar las leyes obedecidas por los números pares positivos, y requerir que sigan siendo válidas para todos los enteros, fuerza la definición usual y la consecutiva paridad del cero.