El parque presenta una morfología y un paisaje equiparables al de su entorno geográfico.
El relieve es relativamente suave, aunque se ve alterado por la presencia de acantilados y riscales.
La plataforma rocosa central alcanza los 358 m de altura en su punto más alto, la Atalaya.
El carácter singular del parque se debe, en gran medida, a la presencia de numerosos elementos arquitectónicos y arqueológicos.
Por esta razón, las plantas que viven presentan adaptaciones para evitar pérdidas excesivas de agua.
Las duras condiciones ambientales como la gran insolación, la carencia de agua, la escasa vegetación y el relieve abrupto, no permiten que se desarrolle una fauna rica y exuberante.
Sin generar una actividad económica directa, es una pieza importante en los itinerarios culturales y naturalísticos de la zona.