Partido Nacional Revolucionario

[9]​ El propio Obregón ya había planteado la creación de un ente similar al Partido Nacional Revolucionario (PNR).

Sin embargo, aunque Calles le había proporcionado el «aparato institucional mínimo indispensable» durante su gobierno,[11]​ un obstáculo para ese afianzamiento era la «falta de unidad del grupo gobernante».

[15]​ Aunque ese mismo mes aseguró que no había obstáculos para su reelección y tampoco necesidad de reformas constitucionales, estas últimas sí eran necesarias.

[21]​[22]​ Ante las pocas posibilidades de ganar, planearon un golpe militar en octubre que les llevó a la muerte al ser descubierta la conspiración y allanó el camino para Obregón, aunque las diferencias entre sus seguidores y los laboristas llegaron a un punto álgido cuando, unos meses antes de los comicios, Morones expresó abiertamente sus desacuerdos con el expresidente.

[21]​[22]​[n 2]​ De acuerdo con Loyola Díaz (1979), en su camino a la reelección, el exmandatario «logró aglutinar el poder necesario» para imponerse, lo que implicó integrar a caciques, organizaciones de masas, campesinas y obreras, cuadros militares, la burocracia política e incluso al propio gobierno callista.

[27]​ Inmediatamente surgieron acusaciones contra Morones y la CROM como responsables del magnicidio[25]​ e incluso se sospechó de que Calles podría haber estado implicado.

[29]​[30]​ Para Zúñiga Aguilar (2011), en ese momento Obregón era el único actor político que «lograba aglutinar a los distintos grupos y dirigentes revolucionarios».

[27]​ A la par revisó, junto con Portes Gil y Bartolomé García Correa, las características de las formaciones políticas regionales.

[52]​ Otros, como los estratos medios, estimaban a los callistas como «hombres profundamente corruptos», cuya iniciativa buscaba mantener vigente al régimen de Calles.

Mientras que organizaciones campesinas y sindicales independientes de la CROM optaron por ignorarla al verla como «una maniobra más del grupo callista».

Cuatro meses después el PNR controlaba cinco mil municipios, contaba con 280 centros distritales en los estados y estaba formado por 31 partidos locales «subordinados al comité nacional».

[63]​ No obstante, al final el elegido fue Ortiz Rubio, en una decisión en la que «se vio claramente la injerencia» del expresidente.

[10]​ En este sentido había cuatro personas apoyadas por movimientos anticallistas: Gilberto Valenzuela, José Vasconcelos, Antonio I. Villarreal y Pedro Rodríguez Triana.

En este sentido, agrega que el PNR tuvo «un importante aspecto positivo y varios negativos» en la evolución política de México.

[82]​ Revueltas (1993) lo define como un «partido oficial», un «instrumento de control político que en su primera etapa tuvo como objetivo institucionalizar la lucha por el poder».

Sin embargo, no se trató de un «partido único de tendencia totalitaria» —como ocurrió con el falangismo español o el comunismo soviético—, sino que era una formación que se incomodaba «con esa situación, y nunca dio carácter doctrinario ni oficial a su monopolio político».

[84]​ Escobedo (2000) plantea que el régimen «se negó a reconocer y auspiciar la pluralidad política», aunque al mismo tiempo aceptara retóricamente su importancia.

[92]​ Además, apunta que su tesis central fue el intervencionismo del Estado en los campos agrario, industrial, sindical y educativo.

[99]​ Por su parte, Cano (2007) la considera una «postura ambigua», pues incluso con la posición a favor del presidente Cárdenas, la «política femenil no dejó de ser un asunto menor en el PNR».

[100]​ En este sentido, el mandatario presentó en 1937 una iniciativa de reforma del artículo 34 constitucional para otorgarle a las mujeres la ciudadanía.

Su arma «más poderosa» fue la de desconocer las convenciones y los candidatos resultantes; aunque pocas veces se usó, sus consecuencias fueron «desastrosas».

Este sistema de cuotas dividió a la agrupación en tres sectores: la CTM, el grueso del partido y las organizaciones campesinas.

No obstante, sus relaciones con círculos empresariales y reaccionarios de Monterrey fueron motivo para que algunas personas le negaran su apoyo.

Su gabinete estuvo integrado por callistas, con la única «sorpresa» del retorno de Portes Gil a la política como procurador general.

En ese momento, se presentaban dos aspirantes presidenciales, ambos cercanos a Calles, Pérez Treviño —entonces presidente del CEN— y Cárdenas —secretario de Guerra—.

La Confederación Campesina Mexicana (CCM), organizada por Portes Gil, Cedillo y miembros del «ala agrarista» del partido, mostró su apoyo a Cárdenas, al igual que el hijo de Calles, Rodolfo Elías Calles, gobernador de Sonora, mientras que otros gobernadores respaldaron a Pérez Treviño.

[124]​ No obstante, sus políticas educativas, religiosas, económicas e internacionales le ganaron la oposición de las clases medias y altas, a las que también rechazaba.

[127]​ Dentro del PNR se expulsó a los políticos callistas, incluido el propio Calles, como Bartolomé Vargas Lugo, Ortega, León y Riva Palacio.

Estas nuevas iniciativas aumentaron el descontento para con la estructura partidista y condujeron a que se pensara en la desaparición del PNR.

[1]​[90]​ Ese día, se disolvió el PNR[38]​ y a las 15:30 Silvano Barba González declaró formalmente constituida la nueva agrupación.

El presidente electo Álvaro Obregón el 2 de julio de 1928, días antes de su asesinato .
Oficinas del comité organizador del PNR en la esquina del paseo de la Reforma y avenida del Palacio Legislativo núm. 2. [ 2 ]
Oficinas generales del PNR en la esquina del paseo de la Reforma y avenida del Palacio Legislativo, a mediados de 1929.
Un candidato del PNR con trabajadores, alrededor de 1930.
Manifestación en apoyo de Ortiz Rubio, el 29 de junio de 1930, desde el balcón de la sede del partido en las calles General Prim número 128 y Paseo de la Reforma. [ 3 ]