Este puesto se entendió como un triunfo de los reformistas (que defendían un mayor rigor en la aplicación de la regla dominica) frente a los que defendían una mayor laxitud.
Tuvo una relaciones difíciles con el cabildo de la catedral burgalesa, que en numerosas ocasiones puso obstáculos a sus reformas.
[5] Murió en el convento dominico de Santa Maria sopra Minerva, en Roma, donde está enterrado.
Su motivo central era el agnus Dei, abanderado y diademado, a cuyos pies mana una fuente.
Su lema era De sub cuius pede fons uius emanat (Bajo cuyo pie mana una fuente viva).