Booth fue un mago e ilusionista teatral que se dio cuenta rápidamente del potencial del nuevo medio, y los antecedentes de Paul como inventor y su entusiasmo por utilizar la última tecnología para experimentar con la forma de película los convirtió en los socios ideales.
Aunque es extremadamente simple, la técnica es muy efectiva, y no es tan diferente de los principios que subyacen a los efectos especiales de Stanley Kubrick en 2001: una Odisea del Espacio casi 70 años después.
Una versión más integrada de la misma técnica se puede ver en The Countryman and the Cinematograph (1901), en la que un niño se sorprende por su primer encuentro con el cine, reaccionando a la perfección con las imágenes.
Pero Booth y Paul también llevaron a cabo técnicas mucho más complejas en algunos de sus proyectos, como en The Haunted Curiosity Shop (1901), que disfraza múltiples tomas mediante superposiciones, y otras formas de artimañas ópticas.
Paul y Booth continuaron colaborando durante los siguientes cinco años, aunque aparentemente sin el mismo nivel de experimentación.
Después de esto, Booth se mudó a Charles Urban Trading Company, para la cual desarrollaría fantasías aún más elaboradas en los próximos cinco años.