[4]En 1785 asistieron, en la iglesia del convento en el que se enclavaba la residencia, a un funeral por su abuelo paterno.
Luis Felipe guardaría de esta un recuerdo especialmente grato llamándola en su diario: ma chère Belle-Chasse y expresando en este su cariño a la residencia.
[9] El convento presentaba una planta rectangular, con un amplio jardín posterior.
Fue pintada en acuarela por su arquitecto en el momento de su compleción.
En el Museo Nacional de Suecia se conserva una vista de la rue Saint-Dominique pintada por Étienne Bouhot que muestra el pabellón.